El 27 de octubre de 2024, durante la Semana del Clima de Nueva York, el Panel Científico por la Amazonía (SPA) y BID Invest organizaron conjuntamente un evento de gran impacto centrado en el financiamiento climático para la restauración y el desarrollo sostenible de la Amazonía. Esta reunión de destacados expertos fue fundamental para explorar la compleja interacción entre el financiamiento climático, los esfuerzos de restauración y el desarrollo sostenible en la selva amazónica.
Mientras el mundo enfrenta los desafíos apremiantes del cambio climático, la selva amazónica se encuentra en una encrucijada crítica. Emma Torres, Coordinadora Estratégica del SPA, abrió la sesión con una declaración contundente, que marcó el tono de los debates posteriores. Sus ideas subrayaron la urgencia de los problemas en cuestión y los esfuerzos de colaboración necesarios para abordarlos. Jaime García Alba, Director de Estrategia y Conocimiento de BID Invest, subió al escenario y enfatizó la importancia de la unidad para abordar los desafíos multifacéticos que enfrenta la Amazonía.
El discurso de apertura del Embajador André Correa do Lago, Secretario de Clima y Medio Ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, enmarcó los desafíos que implica organizar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP30 en Brasil. Articuló la urgencia de abordar la deforestación, que es la principal fuente de emisiones de Brasil. Sin embargo, enfatizó que detener la deforestación por sí sola no será suficiente para resolver la crisis climática, ya que solo representa alrededor del 10% de las emisiones globales. El verdadero desafío, enfatizó, radica en abordar las emisiones de combustibles fósiles, el principal impulsor del cambio climático global. Incluso con una deforestación cero, la Amazonía seguirá sufriendo si el mundo no aborda los combustibles fósiles. Aun así, el Embajador do Lago expresó optimismo, citando la Declaración de Belém, que, gracias a los esfuerzos del Panel Científico por la Amazonía (SPA), incluye los puntos de no retorno. También destacó la iniciativa Unidos por Nuestros Bosques, que busca unir a 67 naciones con bosques tropicales en torno a intereses compartidos. Su mensaje fue claro: una voz colectiva de los países en desarrollo es esencial para dar forma al futuro del financiamiento climático, y la próxima COP30 debe liderar el camino tanto en la conservación de los bosques como en el alejamiento global de los combustibles fósiles.
Luego de las palabras iniciales, los miembros del Panel Científico por la Amazonía (SPA) ofrecieron sus ideas a través de intervenciones impactantes. Roxana Barrantes, autora principal del SPA, presentó los hallazgos clave del Policy Brief Una nueva infraestructura para la Amazonía, enfatizando la necesidad de un nuevo paradigma en la infraestructura amazónica. Ella pidió un enfoque en las necesidades de las poblaciones locales mientras se salvaguarda el medio ambiente, incluyendo el rechazo de grandes proyectos de represas a favor de soluciones de pequeña escala que aseguren el acceso universal a la energía y aprovechen la conectividad digital para mejorar la integración social y económica.
Ricardo Abramovay, autor principal del SPA, siguió, destacando el potencial sin explotar de la sociobioeconomía en la Amazonía. Enfatizó la importancia de la Iniciativa del G20 sobre Bioeconomía (GIB), que cree que proporciona una dirección clara para futuras iniciativas, alineándose con los objetivos del Capítulo 30 del Informe de Evaluación de la Amazonía 2021 del SPA. Señaló la brecha de financiamiento para la bioeconomía en comparación con la agricultura, abogando por un enfoque en la diversidad en la conservación forestal, la regeneración y los productos no madereros. También abogó por una bioeconomía que realmente valore la rica diversidad biológica y cultural de la Amazonía, en lugar de promover monocultivos. Abramovay enfatizó la necesidad de un nuevo paradigma que priorice la sostenibilidad sobre los combustibles fósiles, con dos áreas clave de enfoque: transformar las prácticas de producción animal y mejorar la agricultura urbana en las ciudades amazónicas pobres en árboles. Finalmente, subrayó que empoderar a las comunidades locales es esencial para impulsar estos cambios, como se describe en las recomendaciones del G20.
Catarina Jakovac, autora principal del SPA, destacó el estado alarmante de la Amazonía, donde alrededor del 20% de los bosques nativos han sido deforestados, con el riesgo de perder seis millones de hectáreas adicionales para 2030. Subrayó que los esfuerzos de restauración deben priorizar la detención de la deforestación para ser eficaces. Jakovac abogó por pasar de los «arcos de deforestación» a los » arcos de restauración» mediante diversas estrategias, incluida la regeneración natural y la plantación activa. Hizo hincapié en la participación de las partes interesadas locales, la promoción de la cadena de suministro y valor de la restauración, la adopción de una gestión adaptativa y el reconocimiento de la regeneración forestal natural como una estrategia legítima y rentable en la que el sector financiero debería invertir, al tiempo que garantiza la conservación de los bosques en pie, que son vitales para la biodiversidad.
A continuación, Jaime García Alba dio inicio al panel de discusión, que contó con la participación de destacados panelistas, entre ellos Valmir Ortega, CFO de Belterra; Marcelo Medeiros, presidente de re.green; Ilona Szabó, cofundadora del Instituto Igarapé; Hervé Duteil, director de Sostenibilidad para las Américas de BNP Paribas; y James Mulligan, director de Ciencia y Estrategia de Neutralización de Carbono de Amazon. Sus diversas perspectivas enriquecieron la conversación, pidiendo mecanismos financieros innovadores que reconozcan el valor intrínseco de la naturaleza.
Ilona Szabó abordó los obstáculos críticos y las oportunidades para el desarrollo amazónico, haciendo hincapié en la urgente necesidad de restaurar las tierras degradadas en la región. Destacó que la urgencia actual presenta oportunidades significativas para el sector privado, siempre que se tomen medidas para reducir el riesgo de las inversiones. Szabó analizó la importancia de contar con títulos de propiedad adecuados, hacer cumplir el estado de derecho, ayudar a los gobiernos locales, motivarlos para que adopten políticas mejores y más adecuadas, y establecer relaciones sólidas con las comunidades locales para facilitar la inversión. Abogó por un enfoque conjunto para abordar los riesgos de las actividades ilegales, al tiempo que abogaba por marcos que permitan la financiación combinada, lo que alentaría a los sectores privado y financiero a invertir en iniciativas de restauración, así como en otros instrumentos financieros innovadores. Szabó destacó la necesidad de conversaciones colectivas y globales sobre estas cuestiones, subrayando el imperativo moral de compartir los riesgos y fomentar la colaboración para movilizar el capital necesario para el desarrollo sostenible en la Amazonía.
Valmir Ortega enfatizó la necesidad urgente de estrategias personalizadas para restaurar millones de hectáreas de tierras degradadas, destacando que un enfoque único para todos es ineficaz. Señaló que la restauración de estas áreas requiere diversos modelos de negocios y múltiples fuentes de financiamiento. Señaló que Belterra se centra principalmente en los pequeños y medianos productores, que enfrentan desafíos debido al crédito y la asistencia técnica limitados. Estos productores necesitan asistencia para diversificar la producción de alimentos, en particular a través de la agricultura familiar y los sistemas agroforestales. Otra iniciativa importante es Rio Capim, que tiene como objetivo intensificar los sistemas silvopastoriles dedicados a restaurar tierras degradadas. Ortega subrayó la importancia de los subsidios públicos, como los proporcionados por programas como Plano Safra, que tradicionalmente apoyan la agricultura convencional pero podrían adaptarse para promover prácticas sostenibles como la agroforestería y la agricultura regenerativa. Este cambio crearía las condiciones necesarias para una mayor participación del sector privado en los esfuerzos de restauración.
Marcelo Medeiros compartió una visión ambiciosa de restaurar un millón de hectáreas de bosque, destacando el papel fundamental de la biodiversidad y las alianzas con los productores locales. Explicó que el establecimiento de esta meta surgió del deseo de crear un impacto significativo, uno que pudiera verse incluso desde la luna. Con aproximadamente 60 millones de hectáreas de tierra degradada disponibles en Brasil, señaló que ya existían historias de éxito, lo que confirmaba que era posible lograr una restauración a gran escala. Al adquirir Bioflora, el vivero más grande de Brasil, se propusieron recolectar semillas de manera activa y replicar la rica diversidad de los bosques tropicales. Con una fuerte colaboración de los productores locales, enfatizó que la restauración era factible, especialmente dadas las avanzadas capacidades agrícolas de Brasil.
James Mulligan subrayó que las soluciones eficaces para la Amazonía requieren algo más que tecnología; exigen innovación y un fuerte compromiso con la acción. Afirmó que detener la deforestación tropical debería ser la máxima prioridad, seguida de la restauración de los bosques perdidos. Mulligan cofundó la Coalición LEAF, que canaliza fondos hacia iniciativas de conservación, incluido un reciente acuerdo de 180 millones de dólares con el gobierno de Pará (Brasil). Enfatizó que los mecanismos del sector público son vitales, ya que brindan recursos para que las comunidades locales prosperen al tiempo que protegen los bosques. Al promover la restauración a gran escala y priorizar la financiación innovadora, pueden ayudar a Brasil a lograr sus objetivos climáticos.
Hervé Duteil destacó la importancia de cambiar el enfoque de la ampliación a la multiplicación de los flujos financieros hacia la Amazonía para satisfacer las necesidades de desarrollo en la región. Señaló que los esfuerzos existentes están fragmentados, destacando la necesidad de uniformidad en los mecanismos de financiamiento. Duteil señaló que los datos son cruciales para medir el progreso, y abogó por un precio a la naturaleza que vaya más allá de los créditos de carbono y biodiversidad. También propuso utilizar bonos de resultados como un medio para transferir el riesgo, donde los bancos emiten bonos vinculados a resultados ambientales exitosos. Por último, destacó la necesidad de la acción colectiva, instando a los bancos a unirse en torno a un compromiso de no deforestación para fomentar la confianza y alentar la inversión en iniciativas confiables.
El debate concluyó con la participación de panelistas y asistentes que ofrecieron diferentes puntos de vista. Jaime García Alba habló sobre los Bonos Amazónicos con el Banco Mundial como una herramienta potencial para la financiación de la restauración. Avecita Chicchón, de la Fundación Moore y el Comité Estratégico del SPA, instó a una mirada crítica a las rutas de integración regional en América del Sur, haciendo hincapié en un desarrollo equilibrado que proteja la Amazonía. Olga Puntus, de JP Morgan, planteó inquietudes sobre la rendición de cuentas en la asignación de fondos. Roberto Waack, también del Comité Estratégico del SPA y del Instituto Arapyaú, pidió el desarrollo de mercados para los créditos de carbono y los productos no madereros. Ilona Szabó enfatizó la necesidad de una infraestructura responsable con el medio ambiente, señalando su impacto en las comunidades locales.
Emma Torres concluyó el evento enfatizando el papel fundamental de la COP30 en el avance de la conservación de las selvas tropicales. Destacó la complejidad y diversidad de la Amazonía y la necesidad de diversos enfoques para abordar sus desafíos de manera efectiva. En particular, reconoció el desarrollo proactivo por parte de la industria financiera de nuevos instrumentos para apoyar estas iniciativas, lo que indica una tendencia prometedora en la colaboración intersectorial. Emma expresó su entusiasmo por las discusiones en curso con el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial para integrar el análisis y las recomendaciones relevantes para las políticas del Panel Científico por la Amazonía en estrategias financieras más amplias. Instó a que se continúe el diálogo sobre los bosques tropicales a medida que se acerca la COP30, enfatizando la importancia de experimentar con herramientas financieras y modelos comerciales innovadores.
El evento subrayó la necesidad urgente de detener la deforestación y pasar a una restauración a gran escala de la Amazonía, con estrategias centradas en la participación local y la conservación de la biodiversidad. Se hizo un fuerte llamado a favor de mecanismos financieros innovadores, incluidos los Bonos de la Amazonía, las inversiones en bioeconomía y la financiación basada en resultados. La socio-bioeconomía se identificó como clave para el desarrollo sostenible, promoviendo la conservación forestal y los productos no madereros. Garantizar la rendición de cuentas en la financiación climática es crucial para lograr resultados tangibles tanto para las comunidades como para los ecosistemas. Los panelistas también enfatizaron la necesidad de repensar la infraestructura para apoyar a las poblaciones locales al tiempo que se salvaguarda el medio ambiente. A medida que se acerca la COP30, la acción colaborativa y las alianzas intersectoriales son esenciales para integrar estos esfuerzos en las estrategias climáticas globales, asegurando el futuro de la Amazonía.